Alergias en Cantabria y contaminación
Supongo que cuando se ha leído el último artículo de este blog a uno le surgen las sospechas acerca de la seguridad del aire en el que habita. ¿Pero qué...
Dermatólogo. Alergólogo. Estética-----Igualatorio--C/Castilla 10, Bajo. Santander, Cantabria. PIDA CITA
Pocas veces el cine ha tratado las enfermedades cutáneas y más excepcional es ver reflejada la psoriasis en película (o piel) de celuloide. Esa es una de las singularidades de la obra que traemos aquí: mostrar esta enfermedad en la piel de uno de los personajes, así como su evolución en paralelo con las vicisitudes de la trama.
Mr. Turner (2014), de Mike Leigh, es una película centrada en la última etapa de la vida del pintor JMW Turner. Supone una nueva constatación de la competencia de los ingleses para representar historias de época, más aún si es la época victoriana y el protagonista una de las glorias del arte nacional. Si hablamos del aspecto narrativo diremos que el dilatado metraje de la película no descansa en la solidez de un guión, sino en una historia que hilvana una sucesión de episodios de la vida del artista, hombre al que en una primera impresión definiríamos como “una mala bestia”. Podemos decir que es un tema principal la paradoja de la creación de un arte exquisito desde la sordidez del carácter y de la vida de su creador.
En cuanto a lo formal, la película es menos singular. Pues no es nuevo el intento de “pintar” lienzos cinematográficamente (esmerados decorados, localizaciones, vestuario y fotografía). Con este propósito aquí se recurre a una planificación que muchas veces reproduce los supuestos paisajes de los más célebres cuadros del pintor. Precisamente por no descuidarse ningún detalle, y porque la piel y su enfermedad pueden ayudar a caracterizar psicológicamente a una persona (bien entenderán esto nuestros enfermos), la película acierta al mostrar la enfermedad cutánea de uno de los personajes.
El ama de casa del pintor Turner es un personaje, aunque secundario, con gran importancia en la película. Desde el principio comprendemos que su presencia silente y sumisa será tan necesaria para el pintor como para el desarrollo de la película. Y pronto se vislumbra, si estamos atentos, que esta mujer padece una alteración cutánea con lesiones que afectan, al menos, a su nuca y parte de la cara. Aunque no se menciona en la película que el personaje padezca ninguna enfermedad, parece que se trata de una enferma de psoriasis, a juzgar por la morfología y cronicidad de los signos cutáneos; además, muestra una dificultad de movimientos que sugiere una artropatía. Diremos también que, para ponérnoslo más fácil, la actriz Dorothy Atkinson ha declarado en alguna entrevista que era psoriasis lo que padecía su personaje.
La psoriasis es raro que afecte a la cara con gravedad, pero cinematográficamente supone un buen recurso expresivo. En el caso de que pensáramos que el diagnóstico que encontraron los biógrafos de Turner fue erróneo, y no se tratase de psoriasis el padecimiento de su empleada doméstica, podríamos proponer otras enfermedades cutáneas autoinmunes, infecciosas o distintas dermatitis. Incluso he imaginado que una dermatitis de contacto alérgica por sensibilización a los productos para pintar (cobalto, trementina…) haría más redondo el argumento.
Retrospectivamente podemos encontrar algunas pocas películas que trataron la enfermedad cutánea como una pieza clave dentro de su argumento: Síndrome de Proteus (El hombre elefante), lepra (Ciudad de la alegría), sarcoma de Kaposi (Filadelfia). Pero es poco frecuente que las enfermedades de la piel aparezcan para caracterizar y dotar de profundidad a un personaje secundario. También merece la pena destacar que en Mr. Turner la enfermedad afecta a un personaje con el que se simpatiza; no se emplea la enfermedad cutánea para definir a un malvado ni para provocar repulsión hacia él.
Por último creo conveniente recordar que hoy día la psoriasis es una enfermedad que se puede controlar y conseguir que los pacientes mantengan una buena calidad de vida. Pero Mr. Turner transcurre en el siglo XIX, y las limitaciones de la medicina de aquel entonces también son reflejadas en la película con certeras pinceladas.