El selfie perfecto y tu piel
...y ya estás en el terreno de quien piensa que todo lo que no se fotografía se pierde, es como si no hubiera existido, y por lo tanto para vivir...
Dermatólogo. Alergólogo. Estética-----Igualatorio--C/Castilla 10, Bajo. Santander, Cantabria. PIDA CITA
Desde que éramos pequeños nos parece intrigante el tipo de regalos que recibió el niño Jesús de los Sabios de Oriente, según San Mateo, único evangelista que habla del asunto de la Epifanía:«Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra» (Mt 2, 11).
Recuerdo que nuestra infantil imaginación se veía perturbada fundamentalmente por el tercero de los regalos. Como les pasará a los niños de ahora, el relato evangélico nos resultaba desconcertante. Los niños no suelen ansiar ni oro ni incienso, pero ¿mirra? ¿Qué coño es la mirra? Creo que la mayoría de los adultos no han abandonado aquel desconcierto infantil e, incluso los que saben lo que es la mirra, no creo que alcancen a comprender la razón del regalo.
¿Y qué tiene que ver esto con la dermatología? Todo.
Me sorprende no encontrar que se trate con extensión esta vinculaciócon en ninguna parte. Anotaré aquí algunas cosas acerca de palabras y etimologías:
1) La mirra: medicina, perfume y santificación.
Resina olorosa obtenida del árbol de la mirra, figura constantemente en la historia de la humanidad por su acción farmacológica sobre la piel y el resto del organismo (papiro de Ebers…), como perfume (la mitología griega la relaciona con propiedades de seducción, y del árbol de la mirra nació Adonis) y como símbolo sagrado de santificación.
Así, desde la antiguo una triple utilidad de la mirra: perfume, medicamento (cuidado de la piel, antiséptico, analgésico y embalsamamiento de cadáveres) y símbolo religioso de santificación.
2) La unción y los ungüentos
Unción proviene del latín y significa untar a personas o cosas, especialmente como símbolo de santificación. De esta misma palabra derivan ungir y ungüento. La mirra es componente principal en los aceites para ungir.
El ungüento primordial en la Biblia es el “aceite de la unción” que fue dado por Yaveh a Moisés para la santificación de templos y de personas. La fórmula magistral que da la Biblia es muy detallada (Éxodo 30: 23-24):
3) El Ungido. El Cristo
Desde la palabra griega chrio (que significa ungir) proviene la palabra cristo, “el ungido”, que es lo que significa en hebreo “mesias”, o ungido por Dios.
La relación de Jesús con la mirra comienza en el regalo que recibió el Niño de los Magos (San Mateo no nos cuanta cuántos eran los Magos de Oriente, ni que cada uno de ellos llevase un regalo, sino que llegaron para adorar al niño unos Magos de Oriente, y que fueron tres los regalos). Este regalo es uno de los más prácticos para un recién nacido (el cuidado de la piel y la función antiséptica), pero, además, el simbolismo de la unción de Jesús parece evidente. Y se considera —doctores tiene la Iglesia— que hay un vínculo entre la mirra que recibió el recién nacido y la que aparece en la hora de su muerte: habría mirra en el embalsamamiento de su cadáver y mirra le fue ofrecida durante la Pasión, como analgésico («intentaron darle vino con mirra, pero él no lo tomó» (Mc 15.23).
4) Del crisma las cremas
El crisma es el principal ungüento para la liturgia en la Iglesia Católica y otras iglesias cristianas. Se vincula con el Antiguo Testamento y el aceite de la unción. Su etimología griega también proviene de chrio (ungir). El crisma se emplea para ungir la piel en el bautismo, la confirmación y la ordenación de sacerdotes; se compone de aceite de oliva y bálsamo aromático (que contiene mirra). También se emplea para ungir los templos. Se considera en ocasiones mirra como sinónimo de crisma.
Si de unción proviene la palabra ungüento, de crisma (también unción) proviene la palabra francesa creme (crema). Así, nuestras cremas y ungüentos actuales, poco sagrados por lo general, se vinculan con la mirra y con el acto de unción santificadora que forma parte esencial de la cultura judeo cristiana, pero también de otras culturas de Oriente y de la greco-latina.