Dermatología y plagas

La película y las plagas:

 Habrá que reconocerle al competente Ridley Scott el valor de haberse atrevido a actualizar para nuestro tiempo y nuestra chavalería el cine veterotestamentario. Una vez vista la espectacular Exodus, quedan patentes bajo el sol egipcio su aciertos (cine de profundidad de campo de la estirpe DeMille, historia bien centrada en la primera y segunda parte del Éxodo y en la oposición entre Moisés y el Faraón), y hundidos en las aguas del Mar Rojo sus defectos (se marchita siempre que desciende desde lo espectacular a lo íntimo, como es la conversión de Moisés, que debería ser un eje fundamental de la historia).

Pero aquí hablamos de dermatología, así que tendré que explicar porqué traigo esta película a nuestro blog. Inmodestamente pienso que la nuestra es la especialidad médica que destaca más en la Biblia. Y creo que entre lo mejor de la película está la representación de la sucesión de plagas que se abatieron sobre Egipto. La película es aquí muy fiel a la literalidad de las escrituras (sí, acabo de comprobarlo). Estas calamidades fueron enviadas por Yaveh en respuesta al pertinaz empecinamiento del Faraón en no aceptar la liberación del pueblo hebreo, y llegaron hasta diez. Precisamente la sexta plaga es la razón de que escriba hoy esto, pues se describe como una enfermedad dermatológica y en la película vemos cómo desfiguró a los egipcios.

El guión de la película tiene la virtud de actuar a modo bisagra que permite al espectador elegir si abre la puerta a la explicación transcendente o la deja cerrada y permanece en el terreno de la explicación racional a lo narrado (Ridley Scott se define como agnóstico). Es conocido que los historiadores y estudiosos del Antiguo Testamento han propuesto interpretaciones científicas a las diez plagas, pero no existe acuerdo sobre el diagnóstico preciso de la enfermedad dermatológica que se abatió sobre el pueblo egipcio en la sexta plaga. Yo sí creo que puede decirse cuál fue la enfermedad que envió Yavé por medio de Moisés.

En busca de la plaga perdida:

El análisis histórico o de “paleomedicina” para llegar a este diagnóstico tan retrospectivo estaría encaminado a obtener tres respuestas a estos interrogantes: 1) Cuál fue el mecanismo por el que se diseminó la enfermedad 2) Qué consecuencias produjo sobre las poblaciones 3) Cuáles fueron las manifestaciones y lesiones dermatológicas

Analicemos cómo define la enfermedad la Biblia:

“Dijo Yahveh a Moisés y a Aarón: «Tomad dos grandes puñados de hollín de horno, y que Moisés lo lance hacia el cielo, en presencia del Faraón; se convertirá en polvo fino sobre todo el territorio de Egipto, y formará erupciones pustulosas, en hombres y ganados, por toda la tierra de Egipto.» (Éxodo 9, 8-9. Biblia de Jerusalén)

  1. Se nos dice que el mecanismo por el que se diseminó la enfermedad fue por medio de un polvo fino (que es lo más cercano que hay a la definición microbiológica de esporas) y por vía aérea. Un mecanismo por contacto directo está también implícito La enfermedad afectó a hombres y ganados, con un plausible contagio cruzado entre animales y hombres (zoonosis).
  2. Las consecuencias de la enfermedad fue la diseminación extensa. Parece que se trató de una enfermedad muy contagiosa, pero en cuanto a su virulencia está escrito que no causó gran mortandad y permitió seguir con vida al faraón y a su pueblo. La Biblia cuenta (y la película también lo refleja) que la humillación divina al poder terrenal del faraón fue definitiva cuando los médicos y magos del faraón quedaron como Cagancho en Almagro: a ellos también les salieron forúnculos, como a todos los egipcios (Exodo 9, 11).
  3. Por último, para conocer qué enfermedad cutánea se abatió sobre el país del Nilo debemos precisar lo más posible las lesiones elementales que producía sobre la piel. Buscando las palabras que utiliza la Biblia encontramos que las diferentes traducciones bíblicas hablan unas veces de pústulas eruptivas y tumores (Nacar-Colunga) o de úlceras y tumores (Reina Valera y Latinoamericana), o de úlceras purulentas (católica.org), de erupciones pustulosas (Biblia de Jerusalen), de forúnculos y úlceras (Biblia de las Americas), o sarna que produce vegigas (Jubileo). En inglés encontramos varias versiones que hablan de boil breaking with blains (forúnculo que se torna en ampolla-habón). El caso es que he buscado las fuentes primeras; en arameo estas lesiones en la piel se llaman algo así como shekhin (que en algunas veces se traduce como forúnculo), y las manifestaciones de su evolución se nombran con la palabra aba’bu’ot (traducida como ampollas o pústulas).  Entre todas las versiones creo que podríamos elegir como aceptable: forúnculos eruptivos que dan lugar a hinchazón y úlceras.

La respuesta

Carbunco. Otis historical archives of national museum of health medicinePor esas tres razones expuestas creo que la sexta plaga se trató del carbunco (o ántrax) en su afectación cutánea. Esta es una enfermedad infecto-contagiosa con origen en el ganado y transmisión por contacto directo o aéreo, y que también puede transmitirse por inhalación o ingestión. La sexta plaga sucedió a la quinta, una enfermedad que diezmó a los animales de los egipcios, de modo que los estudiosos se refieren a las dos en conjunto (primer afectó a los animales, y después a las personas). Incluso podría explicarse que solamente afectase al pueblo egipcio y no al hebreo por una hipotética inmunización de este último (aunque existe vacuna para la enfermedad su aplicación es muy limitada).

Diremos que una forma de plaga por diseminación de carbunco, parecida a la narrada, sigue hoy día siendo una amenaza, debido a la posibilidad de ser utilizado como arma biológica y ser desencadenado con finalidad terrorista. Es el ritornello de la historia.

He buscado otras explicaciones que ofrecen los estudiosos de la Biblia para esta plaga sexta. Encuentro que se proponen otras enfermedades infecciosas, pero éstas explican peor lo que dice el Éxodo:  la infección herpética (no sería tan contagiosa), la peste bubónica (los síntomas serían más complejos y no afectaría a los animales), el ectima (el estreptococo piógenes grupo A sí produce lesiones cutáneas, pero no afectaría a los animales), el muermo (la Burkholderia mallei sí causa una epizoonosis y puede dar síntomas compatibles con los de la sexta plaga, también se considera arma de guerra y de bioterrorismo)

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