Qué virus del papiloma humano. Preguntas
Comenzamos esta serie de preguntas y respuestas en la que recopilaremos lo más exhaustivamente posible las cuestiones de interés acerca de la infección genital por el virus del papiloma humano...
Dermatólogo. Alergólogo. Estética-----Igualatorio--C/Castilla 10, Bajo. Santander, Cantabria. PIDA CITA
Dejo aquí estos apuntes que se escapan de la agitación informativa sobre la actualidad de la enfermedad por el virus del Ebola.
Piel
Algunas consideraciones desde un enfoque estrictamente dermatológico: la piel no suele ser vía de entrada del virus, al menos la piel íntegra. Sí puede una persona infectarse por contactar con el virus sus mucosas (boca, nariz, ojos, genitales). Respecto a manifestaciones en la piel, la enfermedad puede en ocasiones presentarse con sintomatología cutánea poco específica, como ocurre con otras fiebres hemorrágicas. No es la piel la que proporciona la información más importante para reconocer la enfermedad. Puede producirse una erupción difusa, leve y asintomática al final de la primera semana de enfermedad.
Sorpresa. Porqué ahora y aquí
No se vea al Ébola como algo nuevo ni siempre lejano: se conoce la enfermedad desde 1967 (un virus primo del Ebola, fue el de Marburgo). Y precisamente los primeros casos se conocieron dentro de Europa, aunque desde entonces todos los casos se han producido en África. Pueden transcurrir varios años entre cada brote
Errores
Fue también un accidente biológico el que expuso en 1967 a trabajadores de laboratorio farmacológico en Alemania y Yugoslavia a tejidos de mono infectados. Hubo entonces 31 contagios y 7 muertos. Hay que recordar que en aquel entonces no se conocía la enfermedad.
Errar es humano
Los accidentes en los que los profesionales sanitarios o de laboratorio se contagian son una parte importante del problema. Lo sucedido en España, con el contagio de una sanitaria, no extraña a los expertos. Hoy se ha conocido un caso similar en Estados Unidos.
Aprender de los errores
Es de esperar que los errores que se haya podido cometer sean tenidos en consideración para mejorar; hay mucho que aprender en esta enfermedad. Parece que en Estados Unidos la respuesta de las agencias sanitarias ha sido más sistemática que la de las españolas (aunque aquí ya se ha mejorado después de los primeros días). Es una idea muy falsa la de que en Estados Unidos no existe Salud Pública. Más bien al contrario: los Centros para el Control de las Enfermedades (CDC) son una institución de referencia para todo el mundo. A pesar de todo, ya digo, también en Dallas ha sucedido algo análogo a lo vivido en Madrid.
Protocolo no es un talismán
La prevención es el fundamento para afrontar las enfermedades infectocontagiosas. Pero la tan manida palabra “protocolo” no puede evocar soluciones matemáticas. Los protocolos son un conjunto de instrucciones consensuadas por expertos para unificar la manera de contener la diseminación de la enfermedad. Como todo proceso sistemático, los controles de calidad y la mejora continua son fundamentales.
Quitarse el traje
Efectivamente, se considera un momento de especial peligro para el personal sanitario la retirada del equipo básico de protección que se necesita para contactar con los enfermos con Ebola. Las instrucciones para efectuarla vemos que difieren algo entre CDC y OMS.
Cambiar el foco de sitio
El problema no radica en Europa, ni en América. Creo que los brotes que aparezcan en países desarrollados serán sofocados. Pero aunque algunos países no han vuelto a tener casos, la epidemia sigue progresando en África Occidental. Los CDC de Atlanta hacen una previsión de peor escenario posible en el que con la actual previsión se podría alcanzar un máximo de 1,4 millones de casos en África para abril.
Vergüenza, qué gran vergüenza
Ese es el sentimiento que desde hace mucho tiempo debería guiar a Europa a aplicar un programa intensivo para el desarrollo de los países africanos (será caro, por supuesto, pero compensará con creces). Sin embargo, Europa solamente se muestra preocupada por África cuando se nos agolpan en nuestras puertas los desesperados o se filtra hacia nosotros una de sus enfermedades. Esa gran vergüenza, como dijo el Papa con ocasión de la muerte de centenares de inmigrantes africanos, es la que de verdad debería indignar y provocar que Europa colectivamente se vuelque en colaborar al desarrollo de estos países. En realidad se trata también de nuestra propia supervivencia.