EBOLA
Dejo aquí estos apuntes que se escapan de la agitación informativa sobre la actualidad de la enfermedad por el virus del Ebola. Piel Algunas consideraciones desde un enfoque estrictamente...
Dermatólogo. Alergólogo. Estética-----Igualatorio--C/Castilla 10, Bajo. Santander, Cantabria. PIDA CITA
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Porque libramos un combate que requiere la acción de todos, queremos que el llamamiento a la lucha tenga la máxima difusión. Así, parece indispensable divulgar mensajes directos con información sencilla. Pretendemos motivar a la lucha contra el coronavirus en una infografía, pues ese es el puesto de combate de los blogs médicos.
Se podría comparar nuestra infografía con los antiguos carteles de guerra (como este cartel norteamericano de la Segunda Guerra Mundial). Pero bien sabemos que en las guerras la información puede ser la primera víctima (atacada por las falsedades o por los ocultamientos). Y tal cosa no la podemos permitir en la presente guerra de salud pública, donde la información veraz, concisa y práctica resulta indispensable para la victoria.
Ante las grandes calamidades echamos en falta un gran liderazgo, en proporción al reto. Pienso en ese we shall prevail (prevaleceremos) con que terminaba el rey Jorge VI el discurso inaugural de la guerra contra el nazismo. Con un breve discurso declaraba una guerra, ya inevitable, e instaba a la lucha de todo el país para contener la gran amenaza a la nación y al mundo entero. No se dudaba de que llegaría la victoria.
Puede que nos queden días oscuros por delante […] si todos y cada uno estamos decididamente firmes en el momento actual, preparados para cualquier tarea o sacrificio que pueda ser preciso exigirnos, con la ayuda de Dios prevaleceremos.
Jorge VI discurso a la nación del 3 de septiembre de 1939
Creo que ahora, ante el embate de esta pandemia, no es la ocasión de polemizar, ni vamos a enmendar ya esos errores que han sido irreversibles. Como tampoco hemos de esperar que se mejoren a tiempo los insuficientes medios materiales de que disponemos contra este coronavirus: la penuria de protecciones para los sanitarios (yo nunca he sido tan consciente de la evidencia de estar expuesto a una enfermedad en mi trabajo, y a diario). Será mejor concentrarnos en conseguir la implicación de todos en la contienda. Pues, como dijo Jorge VI, ¡también nosotros vamos a prevalecer!
Reivindicamos aquí las grandes virtudes de Don Quijote: su disposición infatigable para la lucha, y su decidida vocación de servicio a los demás. Dos rasgos que, como estamos comprobando, son la esencia del espíritu de nuestro quijotes sanitarios. Como también veremos que dan carácter a todos los españoles.
Pero una virtud que no adornaba a Don Quijote era el buen juicio, y para esta lucha necesitamos quijotes cuerdos. Pues frente a la amenaza del virus, el arma imprescindible es el conocimiento del enemigo y de sus puntos débiles. En realidad, ya sabemos muchas cosas sobre el coronavirus que nos permitirán derrotarlo. Así se ha demostrado en el país en el que surgió
En enero, la OMS nos informó de que la manera de transmitirse la la enfermedad COVID-19, producida por el SARS CoV-2 era por las gotas que desprenden las personas y por el contacto estrecho.
Conocemos que la propagación este coronavirus es principalmente de persona a persona. Y estas son sus armas:
Cuando contienen al virus, la piel y las gotas se vuelve dañinas para nosotros (el ser humano no cuenta con defensas frente a este germen tan novedoso). La responsabilidad de toda la población ha de ser mantener unánimemente las medidas de prevención frente a esas dos armas. Pues se trata de protegerse uno, y de proteger a los demás (ya que no siempre podemos saber si estamos infectados). Podemos simbolizar ese esfuerzo comunitario como un escudo defensivo, formado por la colectividad. Una misión que es de todos; nunca se ha podido decir mejor que ahora, eso de que cada persona importa.
Mantener el escudo defensivo es función de la sociedad entera, mientras que conseguir y utilizar la espada (el armamento para pasar a la ofensiva contra el virus) compete a la ciencia y al sistema sanitario asistencial. Ese armamento de contraataque lo formarán el futuro la deseada vacuna, los medicamentos curativos, y las pruebas de diagnóstico generalizadas (para localizar al enemigo). Pero, por ahora, defendernos es lo que toca, y nos toca a todos. El escudo colectivo lo formamos con tres acciones generales (hay indicaciones más detalladas y especiales para el caso de los enfermos o sospechosos de estarlo):
Trataremos sobre las mascarillas y el coronavirus en la siguiente entrada. Pero se puede adelantar que, en general, no es necesario que las utilicen las personas sanas para su protección. (Ni siquiera hemos pensado que Don Quijote lleve mascarilla para combatir al coronavirus en una infografía.)
La principal función de las mascarillas es proteger a los demás personas de la propagación por parte de quien la lleva. Así, son los enfermos de COVID-19 quienes necesitan mascarilla si contactan con sanos.
Emplear una mascarilla adecuada como medida de autoprotección sí es recomendable en el caso de los profesionales y de los cuidadores en contacto estrecho con un enfermo. Y sirven, además, para impedir la propagación por el personal infectado pero asintomático.