Urticaria crónica. Ortiga, el nombre de la cosa

Para dar a conocer la urticaria crónica conviene empezar desde la indagación del origen de su nombre. Recuerdo que acerca del título de la novela El nombre de la rosa decía su autor que lo eligió porque la rosa es una figura simbólica tan llena de significados que ya casi los ha perdido todos. Pues aquí vamos a hablar de urticaria, pero nos detendremos en el principio del significado de las cosas, en el principio del nombre de la cosa: la ortiga. Alguno preguntará si no tenemos otra cosa que hacer.

Pienso que es la ortiga el reverso de la rosa en cuanto al significado simbólico que contiene y parece que, al contrario de la rosa, sus significación no se ha diluido. Y me parece que será de utilidad general que nos centremos en el nombre (o los nombres) de la urticaria, en su etimología y en algunos sorprendentes datos de la significación del género botánico que dio el nombre a la enfermedad. Puesto que frecuentemente se teme o se desprecia lo que no se conoce, aprender algo sobre de las ortigas puede ayudarnos a mitigar su imagen exclusivamente negativa y, de paso, evitar estigmatizar a la enfermedad urticaria.

Un nombre afortunado para la sintomatología

El término urticaria engloba a un grupo heterogéneo de enfermedades, pero todos los tipos de urticaria tienen en común una reacción cutánea peculiar: las llamadas lesiones urticariales con ronchas pruriginosas y/o angioedema (hinchazón repentino de la piel en profundidad). Este nombre procede del término ortiga en latín (urtica), y es cierto que las manifestaciones que produce el contacto de la piel con esta planta son esas mismas.Urticaria crónica lesiones

Hasta un 20% de la población puede experimentar un tipo de urticaria alguna vez. Hay distintos tipos de urticaria y muy variadas sus causas, aunque muchas veces no se llegan a reconocer; solo se habla de urticaria crónica cuando la urticaria persiste durante más de seis semanas.

Urticaria, un paseo por la historia y sus nombres

Ya en tiempos de la Grecia clásica aparece la asociación de la ortiga con enfermedades cutáneas asimilables a la urticaria. Si hacemos un breve recorrido por la historia de la medicina encontramos algunos nombres fundamentales, permanentemente asociados a la urticaria, al nombre de la cosa, y que también son nombres señeros de la dermatología (1)

  • Hipócrates (460-377 AC). En el corpus de libros hipocráticos aparece el término griego knide (ortiga) para denominar lesiones urticantes en la piel.
  • Plinio (23-79), introdujo en Roma el término uredo (quemazón) para denominar algunas lesiones que pudieran hoy llamarse urticaria. Pero aunque las palabras se parecen, urticaria no deriva de uredo.
  • Cullen, médico en la Universidad de Edimburgo, acuñó la palabra urticaria en 1769.
  • Willan (1757-1812) también Edimburgo, y en Londres, desarrolló una clasificación de las urticarias.
  • Alibert (1768-1837) uno de los principales figuras de la dermatología francesa prefirió en su clasificación utilizar el término griego derivado de la palabra ortiga (cnidosis).
  • Hebra (1816-1880), el fundador de la escuela de dermatología de Viena también prefirió utilizar el término griego cnidosis para la urticaria.
  • Las urticarias físicas tuvieron sus primeras descripciones entre finales del XVIII y el XX: la urticaria facticia (Heberden y Gull), la urticaria solar (Borsch y Veiel), la urticaria por frío (Frank), urticaria acuagénica (Shelley y Ramsey) y la urticaria por presión (Urbach y Fasal).
  • Quicke plagiando a su discípulo Dinkellacker (1882), dejó su nombre para el angioedema asociado a las urticarias.
  • Osler en 1888 describió el angiodema hereditario.
  • Thomas Lewis en 1924 explicó la triple respuesta que se produce en la urticaria y que, hasta hoy día, lleva su nombre.

El nombre también acierta en relación al mecanismo de las urticarias

La fisiopatología (los procesos que alteran la función del organismo para dar lugar a una enfermedad) de la urticaria es compleja y varía para cada tipo de urticaria, pero tienen en común un fenómeno inflamatorio en el que en la propia piel se liberan mediadores químicos de la inflamación; el de más importancia es la histamina. Precisamente es la histamina que contienen las micro-espículas (tricomas) de las ortigas, junto a otras substancias, el desencadenante en la piel de la reacción al “ortigarse”: se produce exactamente una urticaria de contacto.

El mecanismo defensivo de las ortigas puede considerase altamente sofisticado: los tricomas microscópicos son unos micro-tubos llenos substancias, y al tocarlos se fracturan y pueden puncionar la piel e introducir en ella la histamina y los mediadores que causan la reacción cutánea. En esta sofisticación las ortigas también contrastan con las burdas defensas de espinas de las rosas.

Así, la denominación urticaria es muy representativa tanto de los síntomas de la enfermedad como de los mecanismos que la causan. No ocurre así con los nombres de otras enfermedades en dermatología, que han permanecido, por causas históricas, con un nombre que es muy desafortunado al dar una idea equivocada de la enfermedad que denominan.

Urticaria, un nombre y muchos apellidos. No solo urticaria crónica

La clasificación médica de la familia urticaria ha sido modificada muchas veces, pero lo que más importa es dividirla en espontánea (la mayoría) o inducible por alguna causa; ya dijimos que en la mayoría de pacientes no se puede identificar una causa. También se clasifican en aguda o crónica, según la duración sea de menos o más de 6 semanas (2).

Dejando aparte la dificultad de incluír las reacciones anafilácticas (auténticas alergias) con manifestación de urticaria y causadas por una reacción por la sensibilización de tipo IgE, incluyendo la urticaria inducida por el ejercicio, esta es la clasificación actual de la urticaria:

    • Urticaria aguda espontánea o con causa conocida. Entre las posibles causas están las infecciones virales, bacterianas o parásitos; las causadas por reacción alérgica IgE a medicamentos, alimentos, insectos o contactantes; la activación mastocitaria directa; la intolerancia a AINEs; la reacción transfusional; la urticaria inducida por ejercicio.
    • Urticaria crónica:
      • Urticaria crónica espontánea
      • Urticaria inducible (o física). Aquí se incluyen estos otros subtipos que son mucho menos frecuentes que los anteriores
        • Urticaria facticia o por dermografismo
        • Urticaria por (contacto con) frío
        • Urticaria retardada por presión
        • Urticaria por (contacto con) calor
        • Urticaria solar
        • Urticaria vibratoria
        • Urticaria acuagénica
        • Urticaria de contacto
        • Urticaria por ejercicio
  • Enfermedades sistémicas que hoy día no se consideran urticaria/angioedema pero con presencia de ronchas o angioedema.
    • Urticaria pigmentosa (mastocitosis cutánea)
    • Urticaria vasculitis
    • Angioedema no histaminérgico (incluido el angioedema hereditario)
    • Urticaria familiar por frío
    • Síndromes periódicos asociados a criopirinas: Síndrome autoinflamatorio familiar por frío, Síndrome Muckle Wells, enfermedad inflamatoria multisistémica de comienzo neonatal (NOMID)
    • Síndrome de Gleich (angioedema con eosinofilia)
    • Síndrome de Well (granulomatosis con eosinofilia)

El nombre en griego para un reino de seres vivos. Las ortigas acuáticas

El nombre ortiga en griego (knide) ha dado lugar a la denominación de un gran bloque de seres vivos acuáticos, los cninarios o cnidaria, compuesto por unas 10.000 especies, que están entre los organismos superiores más primitivos que existen (poseen una característica simetría radial: medusas, anémonas, corales, pólipos, hidras). Su nombre procede de las células urticantes en su superficie, llamadas cnidocistos. Por eso al filum cnidaria también nos lo encontramos como fuente de problemas dermatológicos, incluyendo la urticaria.

Medusa Pelagia y urticaria Wikipedia

Medusa Pelagia noctiluca

Lesiones cutáneas por medusa Pelagia

Huellas de Pelagia noctiluca

 

 

 

 

 

 

Vemos la importancia significante del nombre de la ortigas, pues cubre la tierra, los ríos y el mar. Como curiosidad podemos recordar que son anémonas las que se consumen en fritura como especialidad gastronómica de muchas localidades de nuestro Mediterráneo y que, popularmente se denominan “ortiguillas”.

Presencia del nombre de la ortiga en tierra, en mar y también en aire

Urticaria y ortigas Polen de Urtica

Polen de urticácea a 800 aumentos

En la tierra y en el mar extensa es la presencia del nombre de la ortiga (en latín o en griego, respectivamente), y nos evoca la producción de patología dermatológica por su contacto. Pero no solemos tener presente que en el aire también existe una importante presencia de la palabra urtica, y también con efectos patógenos para el ser humano. Hablamos ahora no de alteraciones dermatológicas, pero sí de alergia respiratoria: en el aire encontramos la presencia de partículas microscópicas, el polen, y el polen de la familia urticaceae es una de las principales causas de alergia, aunque no de urticaria.

El polen de urticáceas se presenta en la atmósfera en un periodo que es más amplio que la estación de primavera que asumimos como clásico para las manifestaciones de enfermedades por polinosis: encontramos este polen desde febrero a diciembre, y los alérgicos al mismo pueden agudizarse en dicho periodo. En los centros en los que realizamos recuentos de polen en el aire no podemos distinguir los distintos géneros y la información polen de urticáceas que se difunde engloba todos los géneros de la familia (Parietaria y Urtica). En Santander y en Cantabria hemos registrado en nuestros análisis de la Facultad de Medicina que el polen de urticáceas es el segundo en importancia cuantitativa en el aire, después del de gramíneas, y que un 7 y 3 por ciento de los polínicos estaban sensibilizados a Urtica y Parietaria, respectivamente (3).

Del nombre a la metáfora

Vimos que en su origen etimológico el nombre urticaria es una metáfora (o una metonimia, según se considere), y esto también ocurre con el nombre de otras muchas enfermedades. Pero en las enfermedades frecuentemente se da una segunda metáfora y pasan a designar otras realidades, generalmente con tintes negativos. Las enfermedades como metáfora se emplean constantemente en la literatura universal y en el lenguaje común (enfermizo es sinónimo de moralmente repulsivo, o se dice de algo que es social o políticamente un cáncer para designar un proceso desordenado de corrupción de una sociedad).

Por esta razón los enfermos de urticaria han de soportar que su enfermedad sea utilizada como una metáfora, un tanto rutinaria, que viene a significar que algo nos repele al primer contacto. Por lo general la encontramos en discursos poco imaginativos que abusan de latiguillos, como suelen ser los de los malos políticos. Así, dirá un político que las medidas que proponen sus adversarios le dan urticaria. Desde luego, esto es un padecimiento añadido para nuestros pacientes (y para todo el mundo). Pero seguramente sería mucho pedir que algunos leyesen a Susan Sontag y sus reflexiones sobre la enfermedad y las metáforas que las estigmatizan (4)

Instrucciones de manejo de organismos urticantes. Consideraciones prácticas

La máxima proximidad a las ortigas tolerable queda al criterio de la prudencia de cada cual, pero hay algunos mitos que conviene desechar.

Es verdad que hay alguna manera de tocarlas sin que nos urtiquen, pero suele ser mejor no intentarlo. El contacto seguro con las ortigas no depende de contener la respiración. El mecanismo urticante se basa en que al tocar los tricomas microscópicos a contrapelo se provoca que éstos se fracturen y nos inoculen las substancias urticantes, por tanto si tocamos las plantas la misma dirección de dichas microespículas no nos producirán el efecto urticante; pero no es fácil conseguirlo siempre.

Se sabe que las ortigas cocinadas pierden la capacidad urticante y nutricionalmente son tan completas como las acelgas o las espinacas; también es cierto que existe un concurso en Reino Unido de comedores de ortigas crudas, lo cual no es tan aconsejable.

¿Cómo tratar una urticaria por contacto con ortigas? Diremos que algunos remedios populares son de nula efectividad. No servirá utilizar frotamientos de la piel afectada con otras plantas como el matorral romaza, ni otros peregrinos remedios populares en el medio rural como es orinar en la piel afectada (sí, esto se hace). Lo que podemos recomendar es aplicar un corticoide tópico, y, puesto que la histamina exógena es uno de los principales causantes del efecto ortiga, aplicar un antihistamínico tópico tendría plenamente sentido en es este caso (aunque los dermatólogos solemos evitar antihistamínicos tópicos por su potencial sensibilizante).

En cuanto a la reacción provocada por contacto con cnidarios (medusas, anémonas…), insistiremos en que prevenir el contacto con los mismos es lo más importante, pues algunas especies son altamente tóxicas para el organismo. En el caso de las que solamente producen efecto en la piel, las reacciones pueden ser inicialmente urticariales pero posteriormente se produce una compleja dermatitis retardada cuyo tratamiento suele ser controvertido. Lo que sí se puede recomendar como medidas efectivas e inmediatas después del contacto con cnidarios es sacar del agua a la persona afectada y retirar los restos de nematocistos sin tocar la zona con los dedos, y lavar con agua caliente salada, pero no hirviendo, la zona afectada durante 30 minutos (esto desnaturaliza las toxinas). También pueden aplicarse medicamentos tópicos. Existe antídoto específico para algunas especies de medusa de gran toxicidad. Algunas medidas de uso frecuente, pero que son controvertidas o inconvenientes son la aplicación de hielo o vinagre (5).

Los triunfos de la ortiga. No solo urticaria crónica

La ortiga no será la rosa, pero ha llegado mucho más lejos en la semántica. Por haber dado nombre a una de las enfermedades dermatológicas de mayor incidencia, por la extensión de su significado como metáfora recurrente, y, además, también por nombrar un fundamental filum de seres vivos.

Aunque el significado que contienen estos nombres es pruriginosamente negativo, también tendremos que decir aquí que las ortigas son buenas. Son variadas sus utilidades para la humanidad, y en algunas épocas históricas se han llegado a cultivar para aprovechar esos usos, como son fabricar telas, su consumo gastronómico o producir tintes.

En este artículo nos hemos ido a la ortiga para tomar distancia con la enfermedad que denomina, la urticaria crónica, y poder ganar algo de perspectiva que alivie al que la padece. Siempre con la expectativa positiva de una remisión de los síntomas, pues en la mayoría de los afectados la urticaria crónica remite al cabo de un tiempo indeterminado, el tratamiento que empleamos se basa medicamentos efectivos y seguros que controlen la enfermedad y permitan la mejor calidad de vida (2). Porque quien padece de urticaria crónica tiene sometida a prueba su paciencia, he querido poner algunas luces que puedan hacer llevadero el camino hasta la remisión de la enfermedad. Aunque pueda parecer inalcanzable aquello que pone Valle-Inclán en la boca de San Francisco de Asís:

¨El gozo de amar las ásperas ortigas como si fuesen verdes y suaves linos¨

RM del Valle Inclán. La lámpara maravillosa. (1901)

 

REFERENCIAS

1.- Lennart Juhlin. Historia de la urticaria y del angioedema. En:

http://www.elmedicointeractivo.com/ap1/emiold/publicaciones/dermocosmeticafebr/61-63.pdf

2.- Zuberbier T, Aberer W, Asero R, Bindslev-Jensen C, Brzoza Z, Canonica GW,et al. The EAACI/GA(2)LEN/EDF/WAO Guideline for the definitios, classification, diagnosis, and management of urticaria: teh 2013 revision and update. Allergy 2014; 69: 868-887 

3.- De Benito V, Menchaca JM, Rubio MC, Sánchez Y, Rodríguez Lázaro B , Soto J.  Identification of the allergenic taxa of pollen in patients with pollinosis to determine the risk season. Allergologia et immunopathologia 2004; 32 (4): 228-32

4.- Sontag Susan. La enfermedad y sus metáforas. Buenos Aires. Taurus 1996

5.- Li L, McGee RG, Isbester G, Webster AC. Interventions for the symptoms and signs resulting from jellyfish stings. Cochrane Database Syst Rev 2013; 12: CD009688.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *